viernes, 4 de enero de 2008

----MARKOS QUISBERT (CHILE) NOS CUENTA SU EXPERIENCIA EN LA COLECTIVA 07

Mi llegada a Arequipa
Son las 07 PM., hora de mi arribo a Arequipa, desde la fronteriza ciudad chilena de Arica, un viaje en bus de 8 horas, mi llegada fue casi de noche. Jorgito Vargas y Carolina Zegarra, parte de la organización de Colectiva 07 me irán a recibir en el terminal Flores, no nos conocemos en persona hasta ese momento. Me buscan con un cartelito en la mano con mi nombre escrito en él. En cuanto leo mi nombre, levanto la mano en un movimiento automático y ansioso para indicarles que soy el chico a quien esperan. Nos trasladamos de inmediato a la primera mesa de lectura en el Chaves de la Rosa, lectura en la que yo participaría, junto a Giancarlo Guapaya de Lima, Nacho Infantas de Cusco y Gabriel Rojas de Colombia. Con Giancarlo tengo un grato reencuentro, nos habíamos conocido en el Encuentro de poesía Poquita Fe 2006, en Santiago de Chile, momento en el que hicimos recuerdos de amigos, conocidos poetas como el queridísimo Héctor Hernández Montesinos.

Las mesas de lectura
La primera mesa de lectura fue la primera instancia para escuchar las poéticas muy intensas y arriesgadas de los poetas jóvenes peruanos como Giancarlo Guapaya, que en su obra POLISEXUAL, desarrolla una propuesta que pone en jaque la concepción del yo lírico heterosexual y machista de la poesía tradicional, poemas que como DE LA AXILA AL ANO, concentran un clímax poético, que necesariamente exigen la lectura en voz alta, como los quejidos sexuales al momento previo del orgasmo. El Nacho Infantas, cuyo poemario PIEL DE ARCANO, cuyo eje principal es una indagación sobre el cuerpo como escenario tangible y escritural, en que órganos, fluidos corporales, humores, adquieren una conciencia que apela a la visceralidad de lo humano, desarrollando un lenguaje épico, lírico, de una intensidad que recorre sin decaer los textos de esta obra.

En Arequipa, las publicaciones de poemarios, revistas literarias, plaquette de poemas es de una productividad intensa y en el Encuentro se pudo percibir en las varias presentaciones como stand de los grupos literarios. Dos poetas como la joven María Miranda y su libro Romané, una obra de una gran singularidad de voces y formatos, una diferencia de lo que es más tradicional; Maru Delgado presentó una selección de sus poemas llamada EN_UTERO, poemas breves y que tienen reminiscencias orientales: “Te leo al revés/ Sonriendo frente al espejo/ -la piel se expande-“ son destacables las publicaciones de Cascahuesos Editores y Ediciones Dragostea, en cuanto a calidad y difusión de las escrituras de los jóvenes poetas, si bien no todo el nivel es parejo, muchos filones se rescatan del barro de las publicaciones emergentes.

Recuerdos de un bar
Fueron amenas las anécdotas compartidas, en que las Cusqueñas llegaban a la mesa circular, en compañía de Diego Lazarte, Giancarlo, Mauricio Medo y otros poetas. Bar cuyo nombre nunca supe o no recuerdo. Desearía volver a este pedazo de otro tiempo, con olor a lejía, que aunque molestaba , (hasta llegar a cambiar de mesa), es un rincón que ahora en la memoria aún saboreo la espuma cervecera, combinada con la charla, mediada por un sabroso silencio, entre cada sorbo.
Después de cada lectura, era hermoso volver a este bar, en la tarde o noche en que se efectuó el Encuentro. Admiro la nutrida información de Medo sobre poetas actuales de Latinoamérica, algunos desconocidos, otros, cuyas obras empiezan a despuntar en el horizonte de las letras de Perú o Chile, y que también con anterioridad ya habían visitado Arequipa, como el caso de Paula Ilabaca, Felipe Ruiz, Héctor Hernández.
Mi gran amistad con Jorge Vargas. Antes de viajar, no sabíamos la gran amistad y cariño que iniciaríamos juntos. Su libro de cuentos, (que ahora tengo acá junto a mi corazón), su deseo de bailar hindú, el póster de esa actriz también hindú, como olvidar nuestras conversaciones sobre el kistch en la cultura peruana, las noches compartidas con intensidad de juventud y poesía. En fin, esa visita a la fábrica abandonada, el almuerzo a ese restaurante, con él y el escritor boliviano Oscar Coaquira y esa comunicación entre los tres, intercambiando modismos bolivianos, chilenos y peruanos.

Crónica por: Markos Quisbert.

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