martes, 15 de marzo de 2011

----HETEROTOPÍAS EN "PARA DETENER EL TIEMPO" DESDE EL PAÍS DEL TÍO SAM!

A pedido de muchas personas, reproducimos el artículo escrito por Rebecca Thompson, especialista en literatura andina y en estudios latinoamericanos, de la Universidad de Austin en Texas, Estados Unidos, publicado hace un año en la revista chilena Cinosargo dirigida por Daniel Rojas Pachas, sobre una de nuestras ediciones.


Rebecca Thompson * University of Texas at Austin



Heterotopías de subversión y violencia en Para detener el tiempo de Jorge Vargas


En su selección de cuentos cortos, Para detener el tiempo, Jorge Vargas, un joven autor cuzqueño, utiliza los espacios heterotópicos para subvertir la realidad poscolonial de la sierra andina contemporánea. La violencia física ha sido parte de la realidad cuzqueña desde los primeros recuerdos del autor, quien nació al principio de los años de terrorismo de Sendero Luminoso, pero esta violencia que representa Vargas en su obra no es particular a su generación. Viene de la violencia inherente en el sistema creado por la colonialidad, que sigue hasta hoy con vehemencia en la sierra peruana.

A partir de 1980, justo cuando el Perú estaba retornando a un sistema democrático después de la revolución de las fuerzas armadas, apareció la amenaza terrorista con el Sendero Luminoso. Por los próximos veinte años, el país sería sometido por la violencia de este grupo. Los gobiernos democráticos de Fernando Belaúnde y Alan García no pudieron responder adecuadamente frente a esta amenaza. Pero para mediados de la década de 1990, durante el gobierno de Alberto Fujimori se pudo contener la amenaza terrorista, y Sendero Luminoso perdió su poder, sólo para ser reemplazado por el régimen corrupto de Fujimori. Este es el contexto socio-histórico en el cual escribe Vargas y sus contemporáneos, y el escenario de la violencia que está presente en sus obras literarias. Sus personajes jóvenes también crecieron dentro de este contexto violento, donde la mayoría de los ciudadanos no podían contar con la protección de sus derechos humanos básicos.

Existe una cantidad de crítica que nota que en la literatura contemporánea latinoamericana está apareciendo más y más violencia, o física o metafórica (Véase, por ejemplo Ubilluz 2009). Muchos atribuyen esta presencia de literatura a la colonialidad del poder que se instituyó durante y después de la conquista de las Américas, especialmente, en cuánto a esta región, al choque entre la oralidad y la escritura (Cornejo Polar 1994). La literatura, porque es un fenómeno occidental, siempre tendrá una violencia inherente en su uso en los espacios de Latinoamérica. Mucha de la literatura contemporánea cuzqueña parece utilizar esta violencia de la colonialidad de poder para subvertir el sistema hegemónico.

Vargas busca subvertir la relación poscolonial de la violencia con su uso de espacios heterotópicos, o lugares que funcionan en condiciones no hegemónicas que son a la vez físicas y mentales (Foucault 2). Sus protagonistas tradicionalmente marginalizados utilizan los espacios de la cárcel, la discoteca, el parque, y los taxis, o sea, espacios heterótopicos, para tomar control de su ambiente, especialmente para superar a las personas que representan una posición hegemónica, como a los policías, los “gringos”, y hasta a Paris Hilton. Además, subvierte el espacio mismo del libro, escribiéndolo al revés. Sin embargo, como el título del último cuento en la selección “Matador de gringas” señala, Vargas subvierte la relación de la violencia con la violencia misma, reforzando el sistema del cual pretende salir a través de la subversión.

En este artículo, después de un resumen breve de la selección de cuentos de Vargas, analizo su uso de los espacios heterotópicos como herramienta subversiva hacia la violencia. Sin embargo, con su uso de la violencia misma como herramienta subversiva, ¿nos deja Vargas a nosotros y a su Perú amado sin salida en cuanto a la violencia hegemónica? Aunque a primera vista esto pareciera la situación, al profundizar más en el texto, encontramos una esperanza escondida en las entrañas crudas de una ciudad de jóvenes cínicos; esta esperanza es la identidad peruana verdadera que todos los personajes buscan de un Perú que acepta su población heterogénea con orgullo. En cada uno de estos cuentos, el personaje principal, enunciando desde una posición de marginalizado (homosexual, joven, mujer, etc.) utiliza un espacio heterotópico para subvertir la relación de poder presente.

El concepto de heterotopía viene de Michel Foucault. Según él, el espacio es fundamental en el ejercicio del poder (Foucault 2). Al demarcar un espacio, demarcamos un comportamiento y una práctica apropiados. Así que, la identidad y la funcionalidad de un lugar están ligadas a las formas de práctica social y el conocimiento que viene de ese lugar (Foucault 3). Estas prácticas y los discursos espaciales entonces pueden funcionar como índices de redes sociales más grandes, y pueden, por consiguiente, ser utilizados para desafiar o subvertir estas mismas prácticas, significados o valores (Foucault 4). Este lugar es una heterotopía, o sea, un lugar que tiene una función bien definida y precisa (aeropuertos, hoteles, escuelas, cárceles, cementerios, por ejemplo) pero que trasciende su función básica social y subvierte o refleja los intercambios sociales típicos de una sociedad (Foucault 3 - 4).

Cada cuento de Para detener el tiempotoma lugar en un espacio heterotópico. Vemos con el primer cuento, “El arquero celeste” el monólogo interior de un muchacho en un estadio de fútbol. El espacio tiene una función bien definida por ciertos comportamientos machistas heterosexuales, pero este espacio se vuelve heterotópico a través de la perspectiva del protagonista. Crea un nuevo ordenamiento social cuando sexualiza al arquero y se excita por verlo jugar, por su “cuerpazo” pero aun más porque es “bien peruano, cholo recio.” El regionalismo o nacionalismo homosocial que se siente normalmente en el espacio del estadio de fútbol aquí se transforma a un deseo sexual homosexual nacionalista. A pesar de que una heterotopía sea notablemente distinta a los espacios que la rodean, se ve muy claramente con este ejemplo la conexión entre la heterotopía y el espacio de afuera. Se conecta y está ligada al espacio circundante, aunque sea sólo una conexión que funcione como contraste y diferencia. El espacio para el protagonista y por consiguiente para nosotros se aleja del espacio normativo pero no tanto que no se reconoce. El protagonista subvierte sutilmente las normas sociales para reestructurar el sistema del poder. Esta es la esencia de una heterotopía.

Otro cuento llamado “La noche en la que vimos a Paris Hilton” toma lugar en la discoteca Caos en Cusco. El espacio de la discoteca es interesante, porque cambia justo por la mitad del cuento. Al principio, las estructuras dentro de la discoteca son sinónimos de las normas de la sociedad en general. El cuento abre con la discusión entre Kike y su novia Olga. A pesar de la discusión, el narrador nota que la magia de la noche cusqueña hierve. “El Cusco es lo máximo (24).” Pero justo cuando Olga se marcha de la discoteca, entra Paris Hilton. Nos dimos cuenta de la relación de poder entre los Estados Unidos y Perú, sentimos todo el peso de la hegemonía que representa Paris Hilton dentro de la discoteca. La magia de Cusco deja de hervir. Es justo en ese momento que Paris se cae por las escaleras. El espacio se hace heterotópico. Subvierte la hegemonía de la sociedad que refleja con la violencia de la caída. “Nadie se deja de reír. Paris cae de poto y, al parecer, le duele horrible. Kike está satisfecho (24).”

Los cuentos están ordenados de una manera en que la violencia dentro de la cual se subvierte el poder hegemónico se hace más y más potente. Como vimos, en el primer cuento, la subversión sólo se trata de pensamientos sin acciones. En el segundo, el símbolo de poder hegemónico se cae en las escaleras. En el tercer cuento, “El día del fin del mundo o el paraíso adolescente”, aunque aparece la violencia institucional dentro de la escuela como los picotones de papel higiénico o las peleas en los pasillos, no se ve la causa del escenario al final del cuento. Después de un receso largo, los estudiantes se dan cuenta de que no escucharon la campana. “El cielo estaba nublado y en el colegio no había nadie, las puertas estaban abiertas. En la calle: vacío, vacío. Ni personas, ni carros. ¡Nada, mierda! Sólo un ataúd (28).” Es como si el espacio heterotópico significara la falta de cualquier estructura social. Lo que parecería un paraíso adolescente realmente es la muerte, un ataúd. La subversión de las normas sociales resulta en la aniquilación de la sociedad misma.

En este punto en el libro, es como si el autor/narrador se diera cuenta del poder de la subversión del espacio por la violencia. La violencia se hace física y totalizadora. Un personaje termina acosado por el Estado en forma de policía por no tener nombre ni identidad en el autobús. El culpable de su pérdida de identidad es el capitalismo. “Cuando hay obsesiones y dinero, los reproches no existen. –La identidad se pierde viajando en bus (30).” En el cuento que se llama “Pájaro muerto,”otra muchacha, al sentirse violada por la lectura de un poema, utiliza su poder femenino para atraer la violencia hacia ella desde los personajes masculinos con quienes se encuentra en el libro. El primer hombre es un borracho anónimo. La protagonista se duerme en la parte de atrás de un carro de policia, sueña que un borracho le pega a una abuela, y al despertar mata al borracho que no tiene nada ver con su sueño. Otro hombre (como en el cuento del autobús) también un representado del Estado, es el policía que arresta a la muchacha. La muchacha busca su propia muerte en todas sus “víctimas”, pero irónicamente, el policía mata a la muchacha con su propia máquina de escribir. El autor no solamente subvierte el espacio mismo del libro al escribirlo al revés, sino también se da cuenta del poder de la palabra dentro de los cuentos como herramienta de subversión violenta por su uso de la máquina de escribir.

El último cuento del libro es la culminación de toda la violencia de los otros cuentos. En “Matador de gringas” la violencia del homicidio se entrelaza con un sentimiento de pérdida y necesidad de la recuperación de identidad. El narrador, otra vez, ocupa una posición de marginalizado: es cusqueño. Lucha con la intromisión de los “gringos” en su ciudad. Se siente como él, y su ciudad, han perdido su importancia, y su identidad. Después de salir de un restaurante donde el menú que le ofrecieron estaba completamente en inglés, observa una escena donde una pareja gringa entra en una pollería. En la puerta de la pollería una viejita cusqueña está pidiendo limosna, pero después de una conversación entre los que atienden en el restaurante y la gringa, la botan de su lugar. Le viene al narrador una ola de rabia y orgullo por su ciudad. “Quién era esa gringa para echar a una cusqueña de lado. Su cabeza es psicodélica, sangrientos pequeños soldados se arman al frente. Tiene que actuar (51).”

Lo que sigue es una cadena de eventos en espacios heterotópicos (plazas, discotecas, hoteles) que culminan en el homicidio de una gringa, como el título del cuento señala. La pérdida de identidad que el narrador sentía al principio se transforma en un sentimiento de nacionalismo o regionalismo. “Cusco le parece más hermoso que nunca con una gringa menos. Ha hecho algo, intentó equilibrar las cosas. Se sienta con tranquilidad y abre su mochila. El papel periódico es fango por la sangre. Cuando toma la cabeza de Miss Sunshine por los cabellos nota que todavía parpadea, además frunce el ceño como si le escociera la sangre en la cara. –Gringa de mierda –dice Ramiro y la decapitada sonríe. Él le sonríe también y pone el cráneo ahí, para que ambos observen la ciudad (59).” Otra vez entra el papel de la escritura en la violencia y la subversión del poder. Aquí, la sangre, o sea, la violencia sobrepasa la palabra, el papel periódico es fango. La subversión del sistema del poder por la violencia ha superado cualquier otro esfuerzo. Como Derek Hook explica en su libro Foucault, psychology and the analytics of power , “forceful arrangements of space are themselves a means of construction; we are dealing not only with a spatialization of meanings and power, but with spatialization as a means of making meaning and power (205).” […arreglos de espacio a la fuerza son ellos mismos un medio de construcción; se trata no sólo de una especialización de significados y poder, sino también con la especialización como un medio de construir significados y poder.]

Mientras que no se puede debatir la subversión de la estructura de poder en estos cuentos, hay que preguntarse si al subvertir la relación de la violencia con la violencia misma Vargas sólo está reforzando el sistema del cual pretende salir a través de la subversión. Esta conclusión realmente sería devastadora, pero afortunadamente, no es el caso aquí. Al profundizarnos en los cuentos, encontramos una esperanza escondida en los jóvenes de la ciudad. Todos los protagonistas marginalizados buscan tener una identidad unitaria, una identidad en la cual pueden sentir orgullo, en vez de rechazo. El protagonista obsesionado con el arquero celeste lo sexualiza no solo por su cuerpo bello, pero porque es “bien peruano, cholo recio”. Kike se queda satisfecho al final del cuento sobre la caida de Paris Hilton justo porque Paris se cae y la magia de la noche cusqueña empieza a hervir otra vez. Los europeos que están en el autobús con el narrador si nombre ni identidad han huido de su ciudad de cartón en busca de la felicidad, y por supuesto, van a Cusco. Es aquí donde se encuentra la felicidad y la vida. Y nuestro protagonista en “Matador de gringas”, Ramiro, siente tanto orgullo en su ciudad y en su identidad que crea un plan para restaurar el orden social que debe tener. No es casual que los amigos de Ramiro van a la discoteca Mithology porque desean cazar gringas, y es allá donde Ramiro encuentra a su víctima. Al matar a Miss Sunshine crea un mundo donde sus amigos no tienen que depender de la cultura hegemónica estadounidense para divertirse o para sentir orgullo. Entonces, aunque la violencia hegemónica sea parte inherente del sistema creado por la colonialidad, y aunque los cuentos de Para detener el tiempo subviertan esta violencia con la violencia misma dentro de los espacios heterotópicos, Vargas no nos deja sin esperanza de salida de este ciclo. La salida, para él, es la creación de una identidad heterogénea que incluya a todos, una identidad “bien peruana” como la del arquero celeste.


Obras citadas

Cornejo Polar, Antonio. Escribir en el aire: ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas andinas. 1a ed. Lima: Editorial Horizonte, 1994. Impreso.

Foucault, Michel. "Of Other Spaces: Heterotopias." Lectura. Mar. 1967. Foucault. Internet. 5 Enero. 2009.


Hook, Derek. Foucault, Psychology and the Analytics of Power (Critical Theory and Practice in Psychology and the Human Sciences). New York: Palgrave Macmillan, 2007. Impreso.

Ubilluz, Juan Carlos, Alexandra Hibbett, and Víctor Vich. Contra el sueño de los justos: la literatura peruana ante la violencia política . Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2009. Impreso.

Vargas Prado, Jorge Alejandro. Para detener el tiempo. Arequipa: Grupo Editorial Dragostea, 2008. Impreso.



* Rebecca Thompson

Department of Spanish and Portuguese

University of Texas at Austin, BEN 2.116

Austin, TX 78712
(817) 773-2728

becky@mail.utexas.edu

Education and Degrees:

2011, Ph.D. Spanish (Literature), University of Texas, Austin. (in progress)

2008, M.A. Spanish (Literature), University of Texas, Austin.

2003, B.A., Spanish, Latin American Studies, Newcomb College of Tulane University, New Orleans, Louisiana.

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