jueves, 18 de junio de 2009

----SOBRE EL DISCURSO DE ALAN GARCÍA.

Ayer, 17 de junio del 2009, se anunció que Alan García por fin iba a declararse pública y oficialmente sobre el indeleble suceso en nuestra amazonía. Esperé ansioso las 10 de la noche imaginando un gesto amable del presidente y unas disculpas de lejos ineludibles.
Alan García mencionó, como parte de este discurso, que los peruanos éramos entusiastas y confiábamos en nuestro progreso y desarrollo y que debido a los sucesos de Bagua —no renunciando a suspirar la intromisión internacional—, habíamos dejado de serlo. Pues bien, yo me consideraba un peruano con entusiasmo y no sólo tenía confianza, tenía algo de fe en este gobierno. Llegué a pensar que Alan García estaba tan devastado por cómo nos dejó en su primer mandato que luchó incasable hasta lograr nuevamente el poder y así recuperarnos, sacarnos un poquito del hoyo en el que nos metió; pero ahora el único sentimiento que me supone Alan García es un insoportable asco.
El discurso de ayer fue un poco menos soberbio que la completa actitud oficial, representada sobre todo por Mercedes Cabanillas, hasta hace unos días. La disertación fue elegante, pero la soberbia elegante (y en especial descarada) provoca más náuseas aún. No se señalaron responsabilidades, no se aceptaron errores, excepto el de no haber consultado a los nativos sobre los decretos legislativos en cuestión, porque se consideró que no se afectaba en lo más mínimo a las poblaciones oriundas.
Alan García dijo, soberbio, que en esta masacre los principales protagonistas fueron criminales ocultos entre los nativos aún cuando Santiago Manuin Valera[1] (líder de las cinco cuencas de Santa María de nueva Amazonas y que además recibió los ocho balazos debido a los que está internado, según dicen, por ponerse en medio de la balacera entre los dos extremos intentando llamar a la calma) ya había aceptado desde su convalecencia que los protestantes, entre los cuales estaban algunos “héroes del Cenepa” —lo que explica la pericia en los disparos—, les habían robado las armas a los policías asesinados provocando aún más muertos. ¿Se refiere Alan García a estos hombres que lucharon en la Guerra del Cenepa con el Ecuador a favor de nuestra patria, sabe Dios en qué condiciones, cuando habla de “criminales ocultos” entre los protestantes nativos? ¿Qué le costaba reconocer lo que ya había reconocido de manera honesta y valiente Santiago Manuin?
Dijo, soberbio, que en este momento existen cosas con mayor prioridad como la construcción de carreteras y hacer del Perú un país inmune a la crisis mundial. ¿No existen otras cosas con mayor prioridad que estas, especialmente, después de lo ocurrido en Bagua? ¿Hasta cuándo vamos a posponer uno de los asuntos más importantes para nuestra nación: el reconocimiento, el respeto (ni siquiera la comprensión), el diálogo y la reconciliación con los “otros” diferentes del modelo occidental? Que Alan García haya dicho, ferozmente soberbio, que los hermanos nativos “no son ciudadanos de primera clase” (cómo le hierve a uno la sangre ¿dónde están las disculpas por esas palabras que tienen forma de cuchillo embarrado en caca?) no hace más que reafirmar de manera violenta lo que desde Tzvetan Todorov, pasando por los intelectuales nacionales como Gonzalo Portocarrero, Jorge Bruce, Nelson Manrique Juan Carlos Callirgos[2], entre otros, se viene diciendo: EL IMAGINARIO DEL PERÚ, y quizás de todo el mundo occidental, NO ESTÁ DESCOLONIALIZADO; en otras palabras, todavía pensamos como pensó Colón cuando llegó a “descubrir” estas tierras.
Mientras más alejado esté un ser humano del modelo occidental es menos valioso, es más animal, no es nada más que parte del paisaje; es pues, como lo dijo Alan García: un ciudadano no de primera. Que uno no hable una lengua mayoritaria, que uno no vista como la mayoría, que uno no sepa escribir son características que, para el ojo de nuestras conciencias, representan la bestialidad, el salvajismo, el ser menos, el ser inferior.
Manuin, demostrando un conocimiento que ya muchos de nosotros —bachilleres de Literatura— quisiéramos haber desarrollado en, por ejemplo, “Estudios de subalternidad”, dice: “el estado tiene que aceptar nuestra realidad, y nosotros debemos progresar de acuerdo a nuestros propios principios y fundamentos; el desarrollo tiene que venir de acuerdo a nuestras realidades, eso debe admitir el estado (…) cuando a nosotros nos tocan nuestro territorio y no hemos sido consultados, debemos reclamar nuestro derecho. Nosotros no queremos forman un país, somos parte del Perú (…) Nosotros tenemos que hacerle entender al estado que comprenda nuestra cultura, que comprenda nuestra realidad, que respete nuestros principios (…)”[3] o tal vez “el indígena existe por su territorio, el día que le quites su territorio tú le estás destinando al suicidio, donde se va acabar como cultura, como pueblo (…) el territorio para nosotros es sagrado, aquí están los espíritus nuestros, nuestra cosmovisión político-social, nuestra religiosidad (…) los occidentales piensan muy diferente, nosotros como pueblos orientales concebimos que la selva, el bosque, el aire, los cerros son nuestros hermanos; no podemos dañarlos porque yo voy a morir si los daño, porque yo dependo de ellos, hay una relación de interdependencia, y eso el occidental no lo entiende, para el occidental todo el terreno es mercado(…) La biblia nuestra está escrito ahí”[4]; y es inmediatamente respondido por gente como el veterano Andrés Bedoya Ugarteche del diario Correo donde en un artículo llamado “¡Pobrecitos chunchos! Y otras torpezas”, dice lo siguiente: “(…)la matanza en la Selva, gracias a que chunchos de la edad preagrícola, ignorantes, primitivos y feroces, fueron azuzados por comunistas y sinvergüenzas que desean convertirlos en los "tontos estúpidos" que los elevarán a las alturas de un gobierno dictatorial, asesino y carnicero. (…) Para aquellos que aún consideran a estas "etnias" como grupos humanos de gentes "buenas", "ingenuas" y "candorosas", les recuerdo que fueron estas mismas las que perfeccionaron el arte de reducir las cabezas de sus enemigos y llevarlas en los cinturones de piel que sujetaban sus taparrabos. Con los congresistas van a fallar. Ya esas cabezas no pueden reducirse más. En todo caso, si los "nativos" no lo hicieron con los 25 policías que asesinaron y se comieron sus restos, fue solamente por falta de tiempo. (…)Y no menciono los motivos de "cosmovisión", que ahora esos mismos chunchos sacan a relucir a cada rato. Apenas chancan el castellano, sus lenguas nativas no pasan de ochenta vocablos ¿y ya mastican el concepto de "cosmovisión" que todos los demás peruanos debemos respetar? ¿Y me vienen con que no hay "progresistas" y humalientos detrás de todo esto? (…) ¿Quiénes creen que adoctrinaron a ese seudonativo chuncho, el del ridículo sombrerito de plumas, para que organizara toda la matanza y que luego huyó por los techos como la rata que es (que me disculpen las ratas por la comparación)? Y para remate, con la ayuda de las Huarilloccllas y las Choquecallatas del Parlamento, las que deben ser engrilletadas y arrojadas a la mazmorra más fría y húmeda de Lurigancho. Y para desgracia nuestra, todo esto tiene para largo... para muy largo. No sé qué espera Alan que no prepara a su FAP con todo el napalm necesario.”[5]
¡Se habla de NAPALM! ¿Debemos tomar a la broma que un columnista ridículamente cachoso juegue con la idea de prenderles fuego a nuestros compatriotas? Asqueado hasta las más ínfimas fibras de mi ser. Agradezco infinitamente que este señor Andrés Bedoya esté más cerca de la tumba que del raciocinio, y que sea sólo un ínfimo pedo solitario (que me disculpen los ínfimos pedos solitarios por la comparación) entre millones de personas indignadas con lo ocurrido el 5 de junio.
Nuestros hermanos nativos de la selva nos han enseñado una lección que tal vez jamás lleguemos a aprender: nos han comprendido, nos han conocido, han utilizado nuestros términos para intentar hacernos entender, desde nuestro propio lenguaje, lo que ellos son, lo que ellos sienten y lo que ellos creen. Considero que en las reflexiones de estos dolorosos acontecimientos se ha obviado algo muy importante: el factor cultural. Más allá de la lucha en contra de decretos legislativos está la lucha por el respeto a una cultura que no comprendemos. Ellos, esta vez, se han hecho escuchar. No se ha requerido de estudiosos, de antropólogos, ni de sociólogos que en muchos casos, se toman la palabra del sin-voz; esta vez, los sin-voz han hablado directamente y se han enfrentado. Han sido lo suficientemente inteligentes de conocerse tanto a sí mismos, para luego conocernos a nosotros occidentales y utilizar nuestros mecanismos culturales con la intención de que comprendamos, o al menos, respetemos sus creencias.
Ahora está en nosotros, en todos nosotros —selváticos, serranos, costeños, capitalinos, provincianos, pobres, ricos— comenzar a entender que, por un lado, existen compatriotas que históricamente no han sido reconocidos como ciudadanos por el estado y que deberían ser completamente iguales ante la ley que cualquiera de nosotros los más occidentalizados; por otro lado, que esta igualdad ante la ley no significa igualdad de visiones, de cosmovisiones o de costumbres; tenemos que reconocernos como un país bellamente distinto y, mediante el diálogo dialógico (valga la redundancia), podamos llegar a un respeto que nos garantice una convivencia tranquila, y, por fin, una reconciliación nacional.
Quiero, a propósito de estas líneas, expresar mis preferencias a una Q’orianka Kilcher de 19 años identificada, dispuesta y sobre todo, segura de lo que cree y de lo que piensa —con conocimiento empírico de causa: ella sabe mejor que muchos de nosotros cómo se ve afectada la vida en la selva debido al desbalance tanto sanitario como moral que produce la contaminación; quizás por ello su rabia, aún sin entender bien, en primeras instancias, de qué se tratan los decretos— encima de una Lucianita León de 31 que no puede declarar sus ideas sin balbucear (véase cualquier entrevista que le hagan) con un léxico paupérrimo que parece aprendido en los comerciales de televisión y quizás en uno que otro titular de periódico. Quiero también, uniéndome a la iniciativa de nuestros amigos de Pardiez editores, expresar la profunda molestia que me causó el arresto abusivo y la consiguiente comparecencia judicial en contra de jóvenes cusqueños que realizaban pintas en la calle con objetivo de llamar a la reflexión a nuestra ciudad con respecto de los hechos ocurridos en Bagua.
Por primera vez en mi existencia conciente he encontrado un sentimiento tan unívoco en la población de a pie, creo que esta tragedia nos ha dolido realmente a todos, y creo también, que por primera vez en mucho tiempo se ha abierto grande la boca para gritar sin miedo que las hermanas y hermanos de Bagua valen tanto como cualquier viandante de San Isidro en Lima, que tú vales exactamente igual que yo; que en el Perú todos, absolutamente todos tenemos —o deberíamos tener— los mismos derechos, que el llanto de todos los ojos tiene el mismo sabor filudo. Hemos sentido terriblemente la muerte de policías y civiles en este enfrentamiento entre iguales.
A los jóvenes sólo nos falta un líder que nos organice, en el que nos reconozcamos y en el que podamos confiar. Un líder con sensibilidad, de ideología libre y abierta al cambio, con compromiso a la realidad de TODOS los peruanos, con alma sencilla, de cerebro rápido y agudo pero, sobre todo, lleno de corazón.

Jorge Alejandro Vargas Prado




[1] en cuyo mandato los aguarunas evitaron que el MRTA ingrese a sus tierras y que además erradicaron los cultivos de amapola y coca para evitar las terribles vivencias que los asháninkas tuvieron con Sendero luminoso, reconocido internacionalmente por sus proyectos a favor de las comunidades nativas de la selva, así como por su defensa acérrima del medio ambiente y de su cosmovisión y cultura
[2] Para los interesados: TODOROV, Tzvetan. (2000). 11ma edición. La conquista de América, el problema del otro. Siglo Veintiuno editores. Ciudad de México. PORTOCARRERO es citado por Jorge Bruce. BRUCE, Jorge (2007) Nos habíamos choleado tanto. Fondo editorial de la Universidad San Martín de Porres. Lima. MANRIQUE, Nelson. (1993) Algunas reflexiones sobre el colonialismo, el racismo y la cuestión nacional.Introducción al libro La piel y la pluma. Casa Sur. Lima. CALLIRGOS, Juan Carlos. (1993) El racismo peruano. Desco. Lima.
[3] Santiago Manuin testimonio 04 (1998) (http://www.youtube.com/watch?v=_9DYEx1xPVs)
[4] Santiago Manuin (http://www.youtube.com/watch?v=1F3RUDgTC7A&feature=related)
[5] Andrés Bedoya Ugarteche, diario el Correo (http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=73466)



Quiero también dejarles este texto que llegó al correo de Dragostea el día de las madres, de un remitente llamado Emofree Dark Soulfly:

Los nadies (Eduardo Galeano):

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

5 comentarios:

el empalador dijo...

Me parece una reflexion acertada salvo por el vacio inmenso de q'orianka kilcher esa niña no sabe en k parte del planeta vive y solo ladra desde las visceras. aunque el ladrido este del lado o bando correcto

Anónimo dijo...

LOS NADIES es un texto de Eduardo Galeano. Harían bien en poner el nombre del autor.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con la mayoría de tus puntos, pero no comprendo tu indignación por los estudiantes o jóvenes que pintarrajean las casas, las paredes de la ciudad con sus protestas. Una cosa es no estar de acuerdo con una medida y otra ensuciar tu propia casa. No confundas el ser revolucionario con revoltoso. SI quieren pintra pues pinten sus cuartos, sus casas, pero no jodan la propiedad de otros, esa es la peor actitud que puede tener un "joven revolucionario".
Otra cosa, si bien es cierto que le culpable por lo de Bagua es Alana, no se puede pasar por alto el asesinato de los policías que estaban desarmados. en este caso no existe justificación ni cultural ni nada. Si vamos a criticar por este gobierno neoliberal facho, tampoco significa pasar por alto un asesinato de esa magnitud, una masacare. en el mundo se habla de genocidio, pero yo veo un "genocidio" donde los militares con tanquetas y con armas mueren en mayor cantidad que los nativos, es eso "genocidio"'? y si lo es de parte quein?, no participaron acaso los reservistas? , asusados por quién?.

El Estado tiene una responsabilidad grave, ALan como los militares que ejecutaron esta barbarie deben estra presos de por vida, pero también los asesinos de los policías desarmados.
SALudos
JAvier Bernal

Jorge Alejandro Vargas Prado dijo...

Estimado Javier:
Tendríamos que recordar que los asesinatos (de las dos partes) fueron a causa de un enfrentamiento. Yo no sé mucho sobre legislatura, no sé si se pueda, primero, encontrar culpables individuales -ubicables- en un caso como este (me refiero entre los amazónicos y policías que se enfrentaron). Tampoco sé si en caso de "enfrentamientos" puedan existir culpables, ¿serían entonces juzgados los policias asesinos y los nativos asesinos? ¿no argüirían todos que mataron por defensa personal? No estoy seguro. Nadie quiere poner los muertos de un bando sobre los otros. Yo siento profundamente la muerte de todos nuestros hermanos ahí. Policías y amazónicos. Es terrible y doloroso que esto, como tú dices, por incapacidad del gobierno, haya terminado así.
Por otro lado, con respecto a los muchachos y muchachas que fueron detenidos por hacer pintas; la indignación surge cuando se los denuncia penalmente vinculándolos al terrorismo. ¿O sea todo el que proponga ideas contrarias al gobierno es terrorista?
En más de una ocasión, las pintas me han hecho reflexionar a mí. Y, personalmente creo, hablando también como interventor urbano, que las paredes son una eficiente pizarra para el ciudadano de a pie que a veces no sabe en qué mundo anda.

Un abrazo cordial y muchas gracias por visitar este espacio.
Para servirte:

Grupo Editorial Dragostea

MARIA MIRANDA dijo...

mi vida
te felicito como siempre
parece que estas un poco mas cerca que todos del corazón humano, te agradezco porque a pesar de las distancias todavia remueves mis cimientos, todavia me haces sentir persona.
un abrazo hermoso y profundo de humano a humano
te quiero inmensidades