domingo, 29 de noviembre de 2009

Porque siempre hay un regreso (primera parte)!








Tras siete días de chicha, vinos

en botella y de cajita, de comida en mercados, cigarrillos, caña y clonazepan, este par de compañeritos de viaje regresan extasiados una vez más por las revelaciones encontradas en las calles del Cusco.

(Primera Parte)

I

Cómo engullirle las pupilas a la Imperial en menos de 36 horas con habitantes y todo

Así se dio el disparo para la travesía cusqueña, con el ritual de una que chicha que fue adormeciéndonos los sentidos y por qué no también estos estómagos vacíos de comida.

En 36 horas afianzamos pactos irreversibles con la música de las chicherías, las pendientes enchapadas en piedra, con esta bebida de maíz que aún nos calza la lengua con su parsimoniosa agresividad, con estas cándidas hijas del sol amantes del teatro y limpiaparabrisas que los días siguientes velaron por un adecuado recorrido turístico, las resacas, una alimentación básica y la vacuidad de nuestro bolsillo: Sí pequeña “Vicuñita del Vilcanota” tus panes con mortadela nos reconcilió armónicamente no sólo con el universo sino con la gastritis y rompió esa pared de vidrio que sutilmente levantamos cuando por primera vez los desconocidos se encuentran.


Por la tarde recorrimos los pasadizos de San Blas donde por encima de los techos, el arcoíris era tan largo como los cuellos que se construyen en la soledad de los talleres mendívil.

En su primera noche, el Cusco nos besó la lengua con su cuerpo nocturno desde el mirador de San Blas. En esa primera noche, no medimos la consecuencia de ver la histriónica actuación de Melcho “amigo de pocos, enemigo de muchos” en ese televisor de nuestra ya lejana Carhuayamo de 20 soles, no medimos las divertidas retóricas de los banqueros en un Viejo Bar (Kreit tu tienes la culpa que le haya jateado), que trajo como consecuencia, el bostezo de nuestros ojos confundiendo las almohadas del hotel con la copa.

…un compañerito de viaje me despierta y no sé dónde queda la puerta de nuestra habitación con baño propio.


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