Queremos compartir con ustedes, el texto que se leyó en el I Encuentro nacional de revistas literarias organizado recientemente por la Casa de la Literatura Peruana. Queremos, además, destacar la impecable organización y todos los detalles que tuvieron con los participantes. Muchísimas gracias y celebramos, una vez más, que este tipo de iniciativas vengan desde el estado, aunque el estado sea tan torpe para lidiar con los conflictos sociales. Te estamos observando, Ollanta Humala, en especial porque hemos votado por ti.
Allin p’unchaw kachun qankunapaq. Mi nombre es Jorge
Alejandro Vargas Prado, tengo 24 años y envío este texto desde Cusco. Quiero
pedir sinceras disculpas a Zoilo quien amablemente me programó, como lo pedí,
un viernes. Como ya se habrán dado cuenta, no he podido llegar a la gran capital
por falta de dinero. Mi gran amigo Paulo Peña, este apuesto muchacho que ahora
está pronunciando estas palabras para todos ustedes, aceptó leer algo sobre el
Grupo Editorial Dragostea. A ambos, mis infinitas gracias, sinceramente.
Revista Dragostea:
diversidad desde la literatura en Arequipa
Desde la ventana de mi departamento alcanzo a ver a dos
muchachos que tienen toda la pinta de haberse jugado una pichanga. Es de noche
y ya poca gente transita por esta avenida. Uno de ellos sostiene un papelógrafo
envuelto y, aprovechando las ausencias, comienza a golpear traviesamente el
rostro de su amigo, retrocediendo. Poco a poco, el juego del golpe comienza a
bajar, primero el pecho, luego el abdomen y ahora, repetidas veces, hay ligeros
y dulces bastonazos en las nalgas y donde está el pene. Ambos avanzan y
retroceden graciosos. Su dulzura, sin embargo, se interrumpe cada vez que un
peatón aparece, lo que les hace volver gallardamente a su postura de agresivos
jugadores de fútbol. Esos dos jóvenes, ahora mismo, deben sentir un intenso
galope en sus pechos. ¿No es un poco triste acaso que la sinceridad de sus
sentimientos se encienda sólo cuando hay ausencia u oscuridad? ¿No deberíamos
todos celebrar el amor que edifica? ¿No deberíamos todos celebrar lo que los
hace diferentes de unos? ¿No deberíamos aprender de lo que, ahora, nos espanta?
La literatura se vuelve a veces, cuando estamos solos o como cuando estamos a
oscuras, en un infinito lugar de posibilidades en donde todos podemos caber
cómodamente, en donde todos podemos reconocernos y reconocer no sólo nuestro
mundo, sino también el mundo de los múltiples otros que en un libro –o ya en
otros soportes― comenzamos a respetar y amar.
En las aulas de la UNSA de Arequipa aprendimos que a través
de la literatura es posible una convivencia más armoniosa y amorosa entre los
seres humanos. Nosotros ingresamos el año 2004 a un lugar donde la fuerza de la
diversidad nos obligaba a convivir unos con otros, pero pocas veces a dialogar
o a compartir. Por aquellos años, los escritores arequipeños formados en la
universidad intentaban retomar su actividad con fuerza luego de la funesta
dictadura de Fujimori y Montesinos, donde la mordaza quiso echar por los suelos
a los espíritus que decidieron ser libres y que tenían mucho por decir.
Conocimos a grupos como Enroque y más versos y, principalmente, Grita, quienes
a través de plaquetas baratas intentaban democratizar la literatura entre los
estudiantes, pero con un sabor a desencanto, a desesperanza y a poesía maldita.
Dragostea pues, surge como respuesta a esta cosmovisión. Robert Baca (Arequipa,
1986), María Miranda (Arequipa, 1986) y yo (Cusco, 1987) fuimos los que
decidimos iniciar esta emocionante historia. En nosotros imperaba la necesidad
de esparcir literatura por la ciudad, pero renegábamos de la postura oscura.
Sin embargo, fue justamente de estos poetas malditos y en blanco y negro que
aprendimos a editar en colores. Luego de publicar nuestra primera plaqueta el
2005 (con un tiraje de unos 100 ejemplares fotocopiados), decidimos que nuestro
trabajo debía distinguirse por su calidad editorial, su novedad en los formatos
y un intenso trabajo de la palabra, siguiendo el pensamiento de Pierre
Macherey: “La literatura no puede reducirse a la ideología que contiene”. Luego
de un año de actividad, se unieron Maru Delgado (Arequipa, 1987) y Efraín
Rodríguez (Arequipa, 1988), de la escuela de Literatura y de Comunicación
respectivamente.
¿Qué es Dragostea entonces?, creo que nadie mejor que Robert
Baca la describe en una ponencia que se presentó en la PUCP hace algunos años:
“Editorial Dragostea surge en la Universidad
Nacional de San Agustín, específicamente en las escuelas de Comunicación y de Literatura
y Lingüística. Las distintas visiones de los integrantes nos han llevado a
creer en la diversidad, respuesta única al gran problema de este otro que
habita en los recodos de nuestro medio y de uno mismo, construyendo y
reconstruyéndose con todo tipo de lenguaje. Pero a veces esta voz no tiene un
espacio certero que le permita mostrarse con la libertad total de sus
sensaciones y fantasías. Dragostea más que una editorial es un concepto, una
metáfora, una especie de ventana por la cual el discurso del excluido toma
forma concreta dejando entrever a través de ella una nueva resolución del
enigma totalizante que nos envuelve. De esta manera asumiríamos como válida la
sospecha de Todorov en su libro La
Conquista de América: “… su historia puede ser ejemplar para nosotros,
porque nos permite reflexionar sobre nosotros mismos, descubrir tanto las
semejanzas como las diferencias: una vez más el conocimiento de uno mismo pasa
por el conocimiento del otro”. Conscientes de la exclusión de las minorías, que
en nuestro país paradójicamente ocupa los más altos índices de población,
asumimos con responsabilidad la descarga valorativa de los discursos
periféricos tratando de darle apertura con una visión literaria e irrumpir
contra algunas estructuras convencionales que perviven aún en el consciente
colectivo de nuestra heterogénea sociedad”.
Quisiéramos
en esta oportunidad, relatarles la historia de los 4 números de nuestra
revista, publicaciones importantes entre las ya 34 que vieron la luz, donde se
publicaron más de 200 artículos, ensayos, poemas y cuentos y un sinnúmero
parecido de fotografías.
a. Dragostea (blanconegro) Recopilación
de literatura no-heterosexual: Nuestra primera revista fue publicada el
2005, cuando teníamos 17 y 18 años, pues, como bien lo dice Robert Baca: “La intolerancia sexual (y) el
problema del género (…) han sido y son preocupación cotidiana de la editorial;
asumiéndolos como discursos periféricos nos ha llevado entrever que a pesar que
el hombre se presenta como un ente superior, capaz de entender e interpretar el
mundo con más facilidad que otro ser viviente no es lo suficientemente racional
para llegar a comprenderse a sí mismo y a los miles de hombres que viven dentro
de él”. Esta revista es la primera en el Perú en dedicarse exclusivamente a la
temática no-heterosexual. Destacan en esta publicación el cuento “Sasha y sisi”
del chiclayano Jimmy Britto y el ensayo “Cara de Ángel y Colorete: el
homoerotismo troyano” sobre “Los inocentes” de Oswaldo Reynoso del arequipeño
Erick Tejada. Además se publicó textos de Jorge Eduardo Eielson y César Moro.
Citando nuevamente a Robert Baca, esta publicación: “es un desafío a cuestionar
los prejuicios sexuales, que aparentemente cada día se van reduciendo, y que
lamentablemente aún en sociedades donde la ceguera de la tradición católica y “las
buenas costumbres” como el caso de nuestra Arequipa dejan con mucha dificultad
abrirse camino a muchas propuestas culturales”.
b. Dragostea
(verderojo), recopilación de literatura sobre la locura y la razón: Siguiendo
con la preocupación acerca de las visiones totalizantes o normalizadoras que a
veces rigen nuestras sociedades, llega el segundo número de la revista en una
incierta fecha de, probablemente, el 2006. La imprecisión se debe a que no
fuimos lo suficientemente cuidadosos con guardar un ejemplar para archivo,
agotándose su tiraje en poco tiempo. Así como tampoco fuimos cuidadosos en
administrar el dinero de su venta. Esta revista, citando incansablemente a
Robert Baca, “aparece
entonces como una respuesta a la ficción de existir. Esta dicotomía es un ensayo que depura lo que somos: una
extraña contradicción de matices, un enorme contraste y mezclas de imágenes
superpuestas. Preocupados por los
insondables laberintos internos que gobiernan los universos del hombre nos
atrevemos a lanzar la única pregunta ¿cuál es el límite exacto entre locura y
razón?”.
c. Dragostea (grisazul), recopilación de
literatura sobre el viaje: Esta revista se publica en setiembre del 2009, cuando los fundadores
de este grupo ya habíamos abandonado las aulas universitarias y comenzábamos
nuestros propios caminos hacia Cusco y Buenos Aires. En un intento desesperado
por evitar lo que hoy en día está ocurriendo (abandonar un ritmo constante de
publicaciones y gestiones culturales), se sumaron tres integrantes (Lilian
Calisaya, Alberto Salas Oblitas y Ruhuan Huarca) que todavía estudiaban en la
universidad con la intención de que las aulas permanezcan siendo el principal
lugar de la producción editorial independiente. Tuvimos la suerte de contar,
desde este número, con colaboraciones desde Chile, Argentina y República Checa.
Se publicaron textos del uruguayo Juan Carlos Onetti y del chileno Jorge
Cáceres. El fotógrafo belga Carl Kayzer ilustró la revista.
d. Dragostea (CMYK) “El exceso”: Esta edición marca un hito
importante pues no sólo se trata de la última revista que publicamos (todavía
en enero del 2011), sino que con ella se rompe el esquema de la revista con
formato de libro que habían tenido los otros números y de los dos colores
característicos. Se decide pues por un diseño completamente dinámico gracias al
talentoso y multidisciplinario artista Augusto Carrasco. La temática del exceso
se hace presente por lo que se señala en el prólogo escrito por María Miranda:
“Siempre se relaciona el exceso con el vicio, y una lectura fácil nos haría
concebirlo únicamente como una deformidad del individuo, olvidando quizás la
inmensidad hormigueante del universo (…) Curiosamente, como el mismo Schwob
acota, “las ideas de los grandes hombres son patrimonio común de la humanidad;
lo único que cada uno poseyó son sus rarezas”. Son justamente estas rarezas,
los detalles inéditos, las historias infinitas, esa imagen de una oruga dentro
de una estampa japonesa lo que nos hace pensar en el exceso como realidad
llevada al límite o mejor aún como la ficción intempestiva de las criaturas y
sus líneas más hondas, sus caracteres más ocultos, sus secretos imposibles”.
Para esta edición, de igual manera, se recibió importante cantidad de trabajos
del extranjero, publicándose textos no sólo de muchas partes del Perú, sino
también de Chile y México.
e. Otras publicaciones: Antes de acabar, nos gustaría
mencionar algunas publicaciones que brindarán una visión más clara del
pensamiento que dirige nuestros derroteros editoriales. Destacan las
intervenciones urbanas como Dragostea (enlaciudad) ―afiches con poesía de
Carlos Oqueando de Amat―, Dragostea (pallevar) ―folletos gratuitos con poesía
de Maria Emilia Cornejo y Mercedes Delgado; Ama wañuychu, Vallejo ―afiches con
poesía de Vallejo en quechua― y Qelqaqniykuna runasimipi ―stickers con versos
en quechua de Renée Vivien, Silvya Plath, Mercedes Delgado, Ana Blandiana,
Alejandra Pizarnik y Sor Juana Inés de la Cruz. Así mismo, estuvieron presentes
las recopilaciones de poesía erótica masculina “Vello húmedo" y de poesía
erótica femenina “Abluciones vanas”. Quisiéramos señalar también el trabajo de
traducción que realizamos, como por ejemplo, del Manifiesto S.C.U.M. de Valerie
Solanas (siendo la nuestra, la segunda traducción al castellano de este
importante libro feminista) o de determinadas colecciones de poesía de Sylvia Plath
(del inglés), de Renée Vivien (del francés) y de Ana Blandiana (del rumano,
inglés y portugués) que, junto a Alejandra Pizarnik, Sor Juana Inés de la Cruz
y la surrealista cusqueña Mercedes Delgado conforman el paquete de libros Lady
Lazarus. Por último, por su calidad, destacan los libros de distintos
escritores contemporáneos como Kreit Vargas, Luis Ormachea, Augusto Carrasco y
Juan Pablo Mejía.
La mesa donde se está leyendo este humilde texto tiene como
título, ¿Existen revistas literarias fuera de Lima? La pregunta misma subestima
(lo decimos en muy buena onda). Que este descuido involuntario nos sirva para
reflexionar sobre el lugar desde donde nos proyectamos hacia los demás, hacia
los interminables otros. Invoco a que desde Lima admiremos y amemos la
diversidad de esto que queremos llamar patria. Sí, señores del Encuentro
Nacional de Literatura: con toda la buena vibra del mundo se lo queremos decir,
porque entendemos que ese descuido involuntario representa el imaginario común
de muchos en nuestras propias ciudades y contra el cual debemos luchar para
reconciliarnos por fin entre peruanos. La sierra existe, claro que sí, existe
también la movida selvática, por supuesto que sí. En el norte, centro y sur, en
el occidente y el oriente, en la ciudad y en el campo hay literatura y
despierta hambrienta cada vez más.
Para terminar, queremos hacerle vivas a los compañeros
sanmarquinos de “Atuqpa chupan” por ser la primera revista académica
completamente en quechua del Perú. Saludamos con el corazón el esfuerzo y esas
mejillas que serán abofeteadas millones de veces, pero que de tan fuertes
destruirán las manos que prodigan odio para que crezcan otras que no se
cansarán de entregar amor. A mi sincero parecer, por todo el esfuerzo que
significa hacer algo así en una sociedad todavía bastante racista, la
presentación debió tener el horario estelar. Atuqpa chupanmanta wayqepanaykuna,
tukuy sonqoykuwan napayukuykichis.
Quiero agradecer nuevamente a la Casa de la Literatura
Peruana en persona de Zoilo y felicitar la voluntad política desde el estado
para realizar este tipo de eventos.
Sumaqlla.
Tupananchiskama
1 comentarios:
Cuando dejes de escribir sobre el homosexualismo y el sexo en sí, dejarás de pensar que el dinero es una limitación material. Tal parece que si las grandes mentes se limitaran por cuestiones banales, jamás, repito, jamás hubieran subido al pedestal en donde están. Saludos y espero evoluciones. Te recomiendo el Libro de los Muertos (versión del Tibet.)
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