Sol camuflado o Sri Lanka en algún lugar del corazón
Levanté la vista / y vi el disco/ del sol camuflado/ en unas nubes pesadas/ como si estuviera/ envuelto en mortajas: así será el fin del planeta/ un lento deterioro, /el sol atrapado vierte/ una débil luz para espantar/ al último estertor del cuerpo/ yerto ya en su féretro.
Del poema “Puesta del sol sobre la feria del libro”
Comienzo con este poema por su poder. Y, porque además, es una buena excusa para empezar a conversar sobre Indran Amirthanayagam pues, aunque probablemente él no lo recuerda, yo lo conocí hace 2 años en la I Feria Internacional del Libro de Arequipa cuando estaba yo encargado del stand de editoriales independientes de Arequipa. Él era nuestro invitado internacional y estuvo firmando libros cerca del stand. Recuerdo claramente su abrumadora sencillez, su tolerancia, su paz, su sonrisa suave y al montón de niños que se acercaron a tomarse fotos con él y a pedirle autógrafos. Recuerdo claramente también, que mi amiga, la presentadora oficial de la FIL cuya voz se escuchaba en todo el recinto, tenía miedo de pronunciar mal su apellido y me pidió a mí que lo hiciera. Indran Amirthanayagam. Indran Amirthanayagam. Y es que, cuando uno lee su poesía en castellano, siente que tiene el mismo poder extraño de su nombre, casi el mismo ritmo, exactamente el mismo misterio, las mismas revelaciones que nos produce escuchar esas 20 letras muy en el fondo del alma.
¿Qué es lo primero con lo que nos enfrentamos en este nuevo libro de Indran? Nos cae de pronto un sol camuflado que puede significar varias cosas, desde las más obvias como el cielo nublado, o la noche rotunda, pero que para mí, luego de leerlo, significa el brillo escondido de los corazones que permanece allí, pese a todo y a todos.
Considero que este fascinante libro se construye sobre dos preguntas que casi sin darse cuenta va soltando un yo poético que es poeta, porque no todos los yo poéticos son poetas: ¿qué hace un poeta? y ¿qué es la poesía? Es decir, se nos presenta un yo poético que reflexiona a lo largo del libro sobre su ser y su quehacer.
Entonces, ¿qué es la poesía en “Sol camuflado”?
La poesía, nos dice el yo poético, es lo irracional, el otro lado de la razón, lo que va más allá de los órdenes, en especial de los órdenes occidentales (porque occidente es casi sinónimo de razón). La poesía es el ser amado, es la familia, es aquella cosa inefable que nos da la cualidad de pertenecer a algo, a algún lugar. La poesía son muchos lugares donde se habita, donde se existe, donde cada uno se transforma así mismo para, y nuevamente lo digo, pertenecer. La poesía, para el yo poético que Indran ha creado, es bastante mujer, pero también es río o mar (lugares que contienen al ser). La poesía se plantea en los insectos y en algunos animales mayores que son observados por el poeta, pero que también lo observan creando el eterno círculo de la revelación.
Entonces, ¿qué hace el poeta en “Sol camuflado”?
El poeta es el obrero del lenguaje, es el que conoce a la perfección su trabajo y permítanme saltarme un poco a eso que conocemos como realidad, pues es admirable la capacidad de los poetas políglotas. Indran nació en Sri Lanka, quizás con el tamil y el cingalés en los átomos, pero hablando también inglés. Viajó muy chiquito a Londrés y ya joven a Hawaii. ¿Cómo hace un poeta políglota para separar entre sí los universos de las lenguas en las que escribe? Tengo una terrible duda sobre si Indran realmente piensa en castellano para escribir en castellano porque su poesía resulta a veces tan perfecta, tan consiente del castellano que es para dudar. Su español me resulta extrañamente depurado, decorado de maneras etéreas, imperceptibles pero lo suficientemente fuertes para golpearnos. Tienen sus palabras un ritmo extraño, pausado, sencillísimo y que, de todas maneras, nos traslada a un mundo sin prisas. Esa característica de su poesía que no deja de llamarme la atención, pues son palabras muy cortas en versos bastante cortos, trasgrede ese nuestro invento, ese acuerdo que llamamos “realidad” y la desacelera, la transforma, la convierte de trepidante a algo que podemos disfrutar por completo. Es decir, el poeta, a un nivel que ya no sé si es de “yo poético” o de invención del yo poético o de poeta de carne y hueso llamado Indran Amirthanayagam, es capaz de cambiar nuestras maneras de sentir la vida. Pero para ello, como hace el poeta del libro de Indran, tiene que observar detenidamente su mundo para poder transformarlo. De ahí lo exquisito de la descripción de los poemas de este libro, pues Indran tiene la capacidad de nombrarnos lo cotidiano de una manera tan novedosa, con una maestría tan conciente del idioma castellano que nos estrella, nos paraliza.
Permítanme volver a dos cuestiones que he mencionado líneas arriba. La de la poesía como lugar donde se “pertenece” y la del ritmo extraño de los versos de Indran. ¿Acaso esa manera de escribir es reminiscencia del tamil o del cingalés? Pues esa cadencia me parece que se repite en su poema en francés que aparece en el libro. Estos versos tan pequeños son asoladoramente reveladores, porque la poesía no se entiende primero, se siente, o mejor aún se presiente. Y lo que yo siento al leer a Indran es la misma sensación que tuve cuando vi un extraño fenómeno romper armónicamente las olas del mar de Máncora por la noche, desde la arena, o cuando uno siente el viento en un lugar donde hubo una fiesta (como la primera FIL de Arequipa) y sólo queda la nostalgia. Definitivamente, la poesía de Indram tiene ese poder de dejarnos con la sensación de que se nos ha revelado algo, pero sin saber exactamente de qué se trata.
Creo que la poesía se hace desde donde pertenece el poeta. ¿Y a dónde pertenece el yo poético que ha creado Indran? Yo quiero creer que es de Sri Lanka, de Ceylán, de la lágrima de la India, de la isla de los mil nombres; o quizás viene de los lugares de México o Chile que se parecen a Sri Lanka, de allí los animales, de ahí el calor de los versos, de ahí las montañas-flores y ríos, de ahí el maravilloso ritmo, de ahí la aparente destrucción del orden occidental.
Sin embargo, Indran logra armonía. No sé cómo explicarlo, pero ese “revertir el mundo de occidente” con la poesía, deviene en belleza, deviene en poder, deviene en la comunión y el trabajo cooperativo de todas las poesías que Indran lleva dentro de la cabeza, de todos los Indrans, de todas sus ciudades, de todos sus lugares. Por eso le encuentro sentido a “Sol camuflado” porque Sri Lanka se ha transformado, se ha camuflado en algún lugar del pecho de ese yo poético al que temo todavía llamar Indran y que ha permanecido, poderoso y vivo durante todos estos años.
Cusco, setiembre del 2011
Jorge Alejandro Vargas Prado
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