A continuación, la crónica, en carne viva, de J. Segura, quien estuvo metido en el polvorín durante una semana.
“Quemaremos las máquinas”
POR: J. Segura, desde Espinar (Cusco).
Espinar hierve por todos sus costados. Martes por la noche, el calor a pocos minutos de llegar advierte un pueblo acosado por un atípico verano, o es la calefacción del bus, imagino, porque acá sí puedo imaginar: madres campesinas, o mamachas como las conocemos en “la ciudad” procurándose fresca, fría, infinita sombra con sus mantos o sus polleras, haciéndose viento con sus sombreros, que los hay de los duros y los que se desarman de un golpe, lo sé porque me dieron con uno, con un sombrero de los consistentes, con esos que llevan como primordial característica “el buen olor”.
Al señor que va en el asiento 23 -ventana- le pregunto por la situación de Espinar. Dice que está fuerte la cosa, han tomado el local de la municipalidad, hay piquete desde el domingo, que no es un trago que te pela la garganta, sino un grupo compacto de espinarenses listos para el combate que duermen sobre vidrios rotos, sangre oscura de trabajador municipal y en un frío que yo mismo me he tomado la libertad de categorizarlo por encima de “frío de la conchesumare” así como oyen, nada que verano atípico, acá no hay calefacción.
Los piqueteros están provistos de linternas, saquillos para proteger la espalda, chullos más bacanes de los que venden en el “Fundo El Fierro”, masa verdosa en la boca, frazadas compradas en desaguadero, y una moto al costado de la muni, supongo para arrollar al primer arequipeño que vean por ahí, y una teoría bajo el brazo que a mi parecer ya tomó mal olor desde hace rato y esta es que el agua que embalsará la represa de Angostura será para los chilenos, ni siquiera para los areuipeños, ahí es cuando aprovecho hago como que me quiebro, agüita en los ojos, voz de marica descubierto en la puerta del closet justo cuando volvía a entrar, y digo… ¿eso es cierto?, porque yo soy arequipeño… veo la reacción de los espinarenses… -pero mi mamá es cusqueña, sí, de un pequeño pueblo de Canchis, a unos 45 minutos de Sicuani, desde chiquito yo voy, juego carnavales ahí, y vuelvo para “todos santos” mi tío tiene un horno donde hacemos bizcochuelos y maicillo, es que la sierra es lo mejor, muy distinta a la ciudad pues-… cuando creo que los he convencido con la puritita verdad encuentro que está demás decirles que mi papá es negro y alguna vez también tuvimos un problema con el agua, y no porque mi papá fuera negro era que nos la cortaron sino porque no teníamos ni un cobre en el bolsillo -(abril de 1989)- yo no podía pronunciar bien la “R”.
Cuando me empiezan a ver bonito y me muestran los sus dientes verdes y me van armando conversación me doy cuenta que los pobladores si no tienen una posición no saben a qué grupo pertenecer, están indecisos, confundidos y a muchos los invade una inseguridad citadina, es decir, acompañada de una terrible ansiedad.
Toda esa agua es pa’ los chilenos pe’ por pura lógica, si hacen la represa nos vamos alá y quemamos las máquinas” me dice un señor que lleva un pequeño radio colgado al cuello, por ahí oyen el programa de radio los andes, a ver si pasan algo interesante sobre el conflicto desatado en Imata, es decir el bloqueo de la carretera Arequipa - Juliaca donde todo hijo de Espinar metió mano y se empujó un buen plato de caldo de la olla común donde no se juntó la grasa a pesar del frío. Aunque según otros pobladores, como el abollado que sale en la portada de esta nota, dijo que algunos comieron más de una ración, y los estudiantes de la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco (UNSAC) se pusieron a “huasquear”, es decir chupar, es decir meterse harto trago para olvidar las penas, del alma, del corazón, de que el agua se vaya para los chilenos, en fin. Lo cual puede ser cierto o no, quizá el abollado sólo sea un espía, ahora que está de moda el asunto, o quizá no, y mientras otros luchaban por un derecho o una incertidumbre adelantada en Imata estos muchachos cusqueños estaban pagando la tierra con ron en una tranca revolucionaria de esas donde “la causa” se hace respetar pero en plato grande para recuperar la fuerza.
Lo cierto es que nadie en Espinar se quiere quedar sin recurso hídrico, suficiente con tener dos horas de agua al día en el mismo pueblo puesto que las comunidades alejadas sólo, según dicen, consumen agua de ojos naturales y del río, cómo no, contaminado por la minera Xtrata – Tintaya .
Luego de escuchar al señor decir que el agua les dura lo que dura un partido de futbol, busqué un hotel con buena cara dónde pasar aquella noche espinarense del martes con un frío de categoría ya mencionada, el único que me convence es el “Samary”, 20 lucas, -agua caliente-, es lo primero que me dice la recepcionista, cable, baño privado, cama de dos plazas, tres frazadas... Qué marica el periodista, debió quedarse en el piquete para seguir conversando con la gente que lucha, eso habría hecho cualquier reportero, pero yo no soy cualquier reportero, a veces claudico porque hace frío, porque de vez en cuando prefiero escribir poemitas de colegial en mi cama, o porque finalmente sí pues soy un marica y de los relajados, y quién no, me digo, mientras veo la llave del cuarto 6 columpiándose de los dedos de la señora.
-Chucha tiene más de 80 canales-. Compruebo si el agua es caliente y efectivamente, de ella brota ese calor divino que les falta a los piqueteros que hasta me contaron un chiste que he olvidado… los piqueteros, mis patas, me hicieron creer por un momento que esta era mi verdadera vocación.
Estoy viendo “El pianista” la ñangaza de “Odri Brodi” se parece mucho a la de John Lennon. La película es puro silencio y explosiones, y claro acordes de piano en momentos en que piensas que el pata morirá de hambre o de cansancio o de un bombazo en el pecho. Las escenas casi finales (¡soy polaco, soy polaco… no disparen por favor!!!) me hacen recordar que al día siguiente, miércoles, habrá refriega en el frontis de la municipalidad porque los administrativos anunciaron que recuperarían como sea su local, pero cómo si ahí hay una manchón de piqueteros que han picchado coca toda la noche y están verdes de la cabeza a los pies…
Al día siguiente el agua cae caliente de la ducha, no me baño, sólo me lavo la cara y los dientes con un chisguete de Colgate no presupuestado para este viaje. Voy subiendo por una callecita que desemboca en la plaza, y me encuentro con A. (qué hace este huevón acá), es fiscal, está ganando puntos, está empezando desde abajo, hacía 5 años que no lo veía, está igual, dice que los espinarenses son una mierda, son envidiosos, te joden hasta hartarte y hasta que pateas el tablero, espero no se refiera a mis broders los piqueteros, de hecho lo debe decir por sus compañeros de trabajo, menos mal que a mí no me pasa lo mismo… -si quieres comer rico anda al Dragón, 4 lucas, bien papeado-.
La plaza está llena, las ropas de la gente la hacen colorida, verdes, fucsias, celestes. Algunos pobladores observan de lejos nomás, mientras en el frontis los manotazos directo a la mandíbula chacchadora y las patadas de frente a los culos forrados de yin o dril o tela de paño van y vienen, pero en las agitaciones nadie se da cuenta. Comuneros, en su gran mayoría mujeres se enfrentan a trabajadores municipales que justamente en ese instante lograr entrar a la municipalidad terminando de romper lo que quedaba de vidrio en la puerta. –la municipalidad es enorme, vidrios azules espejados, casi 4 pisos, diseño arquitectónico un tanto caprichoso para la zona… mientras la gente se caga de hambre-…
Cuando el último administrativo está por entrar, una de las mujeres que está a punto de ahogarse de tanto gritar:- fujimoristas, vendidos a chile-, y algo más en quechua, lo coge del cuello de la casada y lo absorbe como un fideo dejándolo servido a sus amigas, fieras hambrientas de consuelo. Le meten palo, sombrerazos y le hubieran pellizcado las pantorrillas de ser posible. Sobre ese hombre sí cayó la furia de Espinar, y eso que los piqueteros y piqueteras estaban con mala noche, con ojeras ensombrecidas y las orejas congeladas, los piqueteros hablando de la injusticia, perorando, impresionando, contando chistes, calculando su furia ante un resultado adverso, en cambio ellas contemplándolos desde un rincón oscuro, quizá lo hacen así siempre, quizá es una costumbre, los hombres son como sus “manayers”, al final ellas son las que meten golpe, sacan y dejan sangre en la tierra, y ellos como “Don Kin” a “Maic Taison” les consiguen las peleas.
Los administrativos logran ingresar y desde el corazón de la muni se mandan con un aplauso pausado, raquítico pero cachaciento que les sancocha las habas verdes a las mamachas. Por ello se la agarran con el reportero, con el flaquito recién llegado de la ciudad blanca, al que le dan algo no mayor a un sombrerazo, y si la memoria no me falla, también un puntazo en la canilla, como en pichanga de dos por dos.
Sin embargo parece ser que la batería seria edil cae en la cuenta de que esto puede terminar en carne molida, profusos cortes, y cremación. Así que deciden salir del local a punta de empellones.
El sol arrecia, sí de esa manera tan cliché, arrecia, quema, jode, mata, perturba… a estas alturas nadie dónde está Chankako o Eloy Chancayauri, el alcalde provincial de espinar. ¿Alguien sabe dónde?, -nadies, nadies-… contestan los naturales de la zona ante una situación contranatura: el pueblo enfrentado y el alcalde ausente, sin destino conocido o avisado.
Me entero que para las 10 de la mañana está pactada una reunión, un mitin en la plaza de armas para lograr un acuerdo respecto al tema: “Angostura nos va a dejar sin agua, no debemos permitir que esa represa se construya, necesitamos un caudal de más 11 metros cúbicos, esa obra no nos dejará agua para nuestro proyecto Cañón de Apurímac… Arequipa es el enemigo”.
Me subo al estrado, hay una chica linda muy cerca a los parlantes, cabello castaño, dientes de vampiro, gorra verde D & G, se parece a “Driu Barrimor”: -oiga, de qué canal eres- pregunta, y yo respondo para mis adentros, -¿canal?, escribo para un semanario-, pero inmediatamente recuerdo que también debo hacer un reportaje para la televisión… -ah ya, sí para el 53-, digo finalmente pero me quedo con las ganas de decirle que lo mío no es la televisión, lo mío es escribir crónicas pero me siento incompleto respecto a ese tema, es decir-… pero ella qué va a entender, sólo es una turista que pasaba por ahí y decidió quedarse para probar un plato de trucha asada, tomar fotos de la gente, de chibolos lustrabotas con las mejillas enconchadas, mototaxis, y vendedores, sin sufrir nada de lo que esa gente sufre…, como yo que traje un par de fotos así.
-Señores acérquense a la plaza donde tendremos una reunión transcendental de gran importancia para el pueblo de Espinar-, llama un señor por medio del micrófono. Todos acuden; exceptuando a los árboles todos los espacios posibles ahí han sido ocupados por un espinarense con ganas de saber cuál iba a ser el destino de su pueblo.
¿Y el alcalde?, me pregunto. Aparece detrás de sus seguidores a las 10 y 25 exactamente, se acerca al borde del escenario y hace una venia y dando tumbos con la cabeza. Está desdentado, con un chaleco azul como si viniera de hacer cualquier cantidad de trámites documentarios entre otras diligencias. Su barba cana y ensortijada pero hirsuta acentúa más su aspecto de sátiro, o “El Sátiro”, como es conocido; no sé si sea ese sibarita compulsivo que todo el pueblo refiere, pero digamos que sí para reforzar a su personaje dentro de la historia, real claro está. Espinar rechifla, tira cáscaras de plátano, bolsitas de agua de linaza apenas Eloy Chancayauri abre la boca para decir buenos días querido pueblo de… buenos días.
Le alcanzaron un folder con buena cantidad de hojas, y así expuso su breve informe de cuando fue a Lima a pedirle a la PCM (Presidencia del consejo de ministros) que se postergaran las licitaciones para la ejecución de la represa de Angostura. La gente ruge como bestias, a estas alturas no sé qué son capaces de hacer.
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